#1: ¡Abrir los regalos
es lo que más mola!
(María, 8
años)
El asombro nos espera en cada esquina.
James Broughton
Yehudi Menuhin, uno de los violinistas y directores más
brillantes del siglo XXI demostró, desde su niñez, un talento musical extraordinario.
Nacido en
Nueva York en 1916, de inmigrantes rusos, lord Menuhin era reconocido
universalmente como un titán de la música y un infatigable defensor de causas
humanitarias y artísticas. Quienes le conocían destacaron siempre su
disponibilidad a hablar con los jóvenes. Era un maestro por excelencia cuya
virtud estaba prácticamente al alcance de todos.
El momento
de mayor asombro de lo que sería toda su carrera musical, tuvo que producirse
en el instante mismo en que descubrió que el violín que le habían regalado sus
padres “no cantaba”. A este descubrimiento inicial, le siguió el enfado.
Menuhin destrozó el violín al arrojarlo contra la pared (la pasión que más
tarde pondría en sus ejecuciones, ya apuntaba maneras). Tardaría poco tiempo en descubrir que, ante el pertinaz silencio y la pasividad del instrumento musical era,
precisamente él, quién debía hacerlo "cantar".
Digámoslo: el asombro, es una
emoción ligada a la curiosidad, al
aprendizaje, a la sorpresa, al descubrimiento, a la pregunta…
Si nos paramos a pensar qué
gesto asociamos a esta emoción, lo más probable es que visualicemos un rostro
con los ojos muy abiertos, la mirada deslumbrada, enmudecido ante lo que
contempla, lo que escucha, o lo que intuye que sucederá a continuación.
Nada como el rostro de los
pequeños para capturar ese instante mágico que se produce mientras contemplan
fascinados aquello que ignoraban que existiera o cuando se muestran extasiados
por lo que está sucediendo.
¿Y qué hay de nosotros, los
adultos? ¿A dónde ha ido a parar, con el paso del tiempo nuestra capacidad de fascinación,
de asombro? ¿En qué plano de nuestra experiencia vital hemos ido guardando ese
cúmulo de sensaciones que, en algún momento de nuestra vida, nos proporcionaron
instantes sublimes en forma de pequeños detalles que se hicieron inmensos,
importantes, gracias al enorme valor que nosotros les atribuimos en su momento?
Ante el exceso de racionalidad que prima en las mecanizadas
sociedades postmodernas en las que lo tangible prima ostensiblemente sobre lo
intangible, hemos ido perdiendo nuestra curiosidad, nuestra capacidad de hacernos
humildes y reconocer que no lo sabemos todo; de sentirnos como niños que
descubren mundos a través de lo que imaginan; de hacernos preguntas; de
asombrarnos, como hacen los peques, ante lo que ayer nos era desconocido y se
nos revela hoy, en todo su esplendor.
La maravillosa sensación que experimenté -asociada a la
emoción del asombro- cuando supe que
Paula, una pequeña a la que adoro, estaba aprendiendo a tocar el violín, es la génesis de este Blog. Si has
pasado por lo que se siente, por
ejemplo, al descubrir las capacidades de tu hijo para hacer deporte, o al saber que, contra todo pronóstico, sacó
esa nota brillante que necesitaba para su acceso a la Universidad, o lo que
viviste cuando tu hija recibió un premio por aquella sublime actuación musical que
el público asistente aplaudió a rabiar o cuando tu peque te mostró
aquellos primeros dibujos, torpemente trazados con lápices de colores, en los
que tú ocupabas un lugar destacado en el papel, sabes de lo que te estoy
hablando.
En su impresionante obra “Metamanagement, la nueva
conciencia de los Negocios”, antes de profundizar
sobre el coste que tenemos que pagar si, de manera consciente, rehusamos
responder al impulso de la emoción, Fredy Kofman nos habla de la importancia de las
emociones para la correcta ejecución de las tareas. Al referirse a la emoción
del asombro, dice: “Nos asombramos cuando
nos encontramos frente a algo que consideramos valioso, misterioso y magnifico.
El asombro es la actitud fundante de todas las ciencias naturales y humanas, de
todas las religiones y filosofías. Por ejemplo se experimenta al contemplar una
obra de arte, cuando se percibe la plenitud de la naturaleza, en el momento que
se capta la armonía teórica de las matemáticas o al reconocer la profundidad
insondable del espíritu humano. En el mundo económico, uno puede asombrarse
ante la infinita complejidad del sistema económico y social en que operan las
empresas”.
En concreto, al referirse a la emoción del asombro, Koffman dice cosas tales como que: “sin capacidad de asombro, la ida se percibe gris y plana. Uno pierde perspectiva de las oportunidades para disfrutar, aprender e inventar. Siente aburrimiento permanente, hastío, falta de respeto y desconsideración por la realidad y por los demás seres humanos. Dificultad para conectarse con el prójimo. Falta de empatía, cinismo, alienación."
El gran Oscar Wilde definió al cínico como “aquél que sabe el precio de todo, pero no aprecia el valor de nada”.
He visto el brillo en los ojos de Paula cuando practica durante
sus clases de violín; su emoción y disposición para el aprendizaje. De
continuar así, estoy por asegurar que su primer concierto causará asombro.
¿Reflexionamos?
- ¿En qué medida aprecias el valor de las cosas?
- ¿Cuál es tu relación con “el asombro”?
- ¿Te consideras un superviviente de la rutina, el aburrimiento y la monotonía, que se traduce para otros en largas horas sentado frente al televisor, hablando por el móvil o dependiendo del ordenador?
- ¿Por qué caminos transitas ahora mismo?¿Has iniciado algún proceso de aprendizaje y cambio que te saque de la rutina, y la apatía?
- ¿Sientes, tal vez, que hace tiempo que cerraste la puerta, a esos momentos de “asombro compartido” que antaño disfrutaste con los tuyos (llámese hijos, pareja, familiares o amigos), porque decidiste abrir de par en par las ventanas a todo aquello que la certidumbre te dice que es lo “normal” aunque carezca de creatividad y espontaneidad?
- ¿Hay algo que te impide, a día de hoy, revivir esas sensaciones, trasladarlas nuevamente a tu vida cotidiana, a tu trabajo?
- ¿Existe un coste, en términos de felicidad, que estés pagando por tu apatía, tu falta de interés y tu aburrimiento?
- ¿Hasta cuando vas a continuar relegando las cosas realmente importantes?
- ¿Hay algo que puedas hacer para revertir esa situación?
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